viernes, 28 de agosto de 2015

Doce tesis sobre W. B. [VII]


            NOVENA.
Benjamin exige ir más allá de reordenar las instituciones existentes. No es suficiente, insiste Raunig, tomar en consideración la posición del arte o del artista en el proceso de producción. No es suficiente abastecer al aparato de producción burgués con contenidos por revolucionarios que sean.
Benjamin plantea la exigencia de “no abastecer al aparato de producción sin irlo transformando al mismo tiempo”.
Se trata de subvertir por completo las relaciones, la vida cotidiana, la sociabilidad, etc.
Más allá de la crítica de las instituciones se procura que las prácticas devengan en instituciones prácticas instituyentes.

DÉCIMA.
La práctica del arte político “nunca será sólo el trabajo sobre los productos, sino ya, al mismo tiempo, el trabajo en los medios de producción”.
Las competencias artísticas incluyen la habilidad de experimentar con formas de organización, con formas de recomposición social. Diferenciándose, por parte del capitalismo maquínico, de la producción procesual no orientada a la realización de una obra final.
La función organizadora del arte político no tiene que ver con modelar los materiales en un proceso sin fin, sino que adquiere el carácter de producción de nuevas formas de organización.
Se trata, explica Raunig, de nuevas formas de organizar aparatos de producción locales, pero también formas sociales de producción en red, como una manera de organización múltiple.
La socialidad surge precisamente en los intersticios de las máquinas sociales, mediáticas y corporales. Producir lo múltiple significa concatenar esas máquinas.

[sigue]


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