miércoles, 22 de abril de 2015

À propos de la deconstruction.

[by Google] 


Hoy se hablaría de deconstrucción, como cuestionamiento de una tradición filosófica en la que la cultura occidental jerarquiza y da forma definitiva a sus normas y sus valores. La deconstrucción, según Derrida, analiza y cuestiona conceptos que se aceptan normalmente como evidentes y naturales, que parece como si careciesen de historia y que a causa de esta naturalidad adquirida, limitan el pensamiento. 

«Deconstruir la filosofía sería pensar la genealogía estructurada de sus conceptos de la forma más fiel, más íntima, pero al mismo tiempo, desde cierto exterior incalificable para ella, innombrable, determinar lo que esa historia ha podido disimular o prohibir, haciéndose historia mediante esa represión en cierto modo interesada», escribe Derrida en Posiciones [Pre-Textos 2014].
         
           Lo que rige la escritura en el pensamiento de Derrida es la apertura de un espacio donde sea insalvable, para un pensamiento y una escritura, someterse al orden de la referencia unívoca. Es decir, que dicho pensamiento y dicha escritura deben convertirse en espacio de recepción al vaciarse para ser su propio límite. El pensamiento sería siempre un camino. Por ello Derrida nos plantea que si cada lenguaje sugiere una disposición en un espacio no dominable, sólo accesible por aproximaciones sucesivas, es posible compararlo con la apertura de un camino. Pero si el lenguaje no puede controlar la accesibilidad de esos trayectos significa que el lenguaje estaría implicado en estas estructuras.
      El propio concepto de deconstrucción resulta asimilable a una metáfora edificatoria. La esencia de la deconstrucción no es simplemente la técnica que sabe cómo deconstruir (demoler o derrumbar) lo que se ha construido, sino que es una investigación que atañería a la propia técnica.
         La filosofía, en especial en la corriente fenomenológica, ha jugado a clasificar y acotar lo inteligible, a trazar fronteras y construir espacios. La deconstrucción, desde el momento en que explica estas correlaciones descentra esas estructuras epistemológicas u ontológicas y dibuja una topología textual en la que cada saber particular tiene un espacio asignado.
          La propuesta ‘derriniana’ toma sentido situada en el límite entre la modernidad y la postmodernidad, buscando nuevos objetivos en la escritura, volviéndola autónoma de todo contenido referencial, proponiendo así la radical ‘deconstrucción’ de los textos, frente a los modos usuales de la hermenéutica. Derrida llegó a advertir que la deconstrucción es algo nuevo en la filosofía: se trata de leer otra vez los textos de la filosofía para subrayar lo que nadie ha querido leer en ellos.

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