miércoles, 4 de febrero de 2015

Tautología [0].

[by Google]

Se le reprocha a Rosset, un schopenhaueriano, que mantenga siempre [lo que para Bergson sería una cualidad] el mismo discurso -lo real es lo real-, sin definir el sentido preciso de ‘real’. Por otro lado, también se le censura su silencio en materia de moral.
Objeciones a las que respondió con escritos (*) sobre el demonio de la tautología y el demonio del bien.


I.- El demonio de la tautología.

A)
Lo real, escribe Rosset, es todo lo que existe en función del principio de identidad [A es A]. Y lo irreal, lo que no existe según ese mismo principio, es decir no sólo todo aquello imaginario (de alucinación), sino también lo ilusorio, que no responde rigurosamente al principio de identidad.
La definición de lo real sería, pues, ser aquello que permanece sometido al principio de identidad sin ninguna condición ni restricción. Pero definir así lo real no dice nada de ello, salvo que ’lo real es real’. El discurso entonces sobre lo real, será tautológico o no será, o al menos no tendrá razón de tener lugar.

Es lo que recomienda Wittgenstein en su Tractatus: “Sobre lo que no se puede hablar, hay que callar”. Pero, ¿sería lo mismo un discurso vacío que un discurso tautológico? se pregunta Rosset.
Y responde que un discurso tautológico, una proposición tautológica, no es un discurso pobre, a pesar de que Wittgenstein encierra las proposiciones en el interior de un sistema de posibilidades de verdad entre dos límites, uno externo, la contradicción, y otro interno, la tautología. Vacías de sentido, tanto la contradicción, siempre falsa, que no enseña nada, como la tautología, siempre verdadera, que tampoco enseña nada.
Recuerda que frente a Wittgenstein, ya Parménides parece haber concluido en su día de forma distinta, estimando que la fórmula tautológica no sólo designa una evidencia lógica, sino la más certera realidad. El ser, que es lo que es y no es lo que no es, es también “lo que existe ahora”. Entonces ¿en qué medida una verdad lógica puede expresar también una verdad ontológica o existencial?
Parménides vs. Wittgenstein: “Es lo mismo pensar y ser”, dejó escrito el griego.

No obstante, en el Tractatus, según Rosset se podrían distinguir con mayor complejidad, tres características de la tautología. A saber:
- La primera es que la tautología constituye una proposición hueca y vacía, que no constituye siquiera una proposición.
- La segunda sería que la tautología que es verdadera en todos los casos, también debe ser considerada como un modelo de verdad.
- Y la tercera, que este modelo de verdad es lo contrario de un principio de realidad.

Wittgenstein plantea lo primero bajo forma de alternativa. O bien la tautología dice todo, por tanto anuncia una verdad que no tiene excepciones, pero entonces no dice nada. En ese caso, la verdad de la tautología no encuentra una forma de falsedad a la cual oponerse, si todo es verdadero, nada lo es [como dijo Jankélévitch: “si todo es rosa nada es rosa”]. O bien la tautología no dice nada, repite su propio hecho sin añadir la menor información, en tal caso la tautología tampoco dice nada. Así: “decir de una cosa que es idéntica a sí misma no dice absolutamente nada”.

Wittgenstein avala, como sugiere Rosset, esa segunda característica de radicalización de la tautología como modelo de verdad, al plantear que cualquier otra forma de proposición no sólo no es verdadera, sino que además es falsa. El conjunto de las verdades es entonces el conjunto de las generalizaciones de esta verdad, que lleva por nombre tautología. Y no hay forma de escapar de la alternativa: o hablar de manera tautológica y decir verdad, o hablar alejándose de la tautología y decir falsedad. A partir del momento en que se dispone de un pensamiento verdadero, cualquier otro pensamiento es falso por definición.
[Remite aquí Rosset a la psiquiatría, donde uno de los rasgos más característicos de la paranoia consistiría en una especie de reducción del lenguaje a la tautología, con pérdida de las funciones polisémica y metafórica del lenguaje. Incluso fórmulas no tautológicas en sí, engendran un uso tautológico del lenguaje en el paranoico, para el que la seguridad reside en la univocidad, una palabra para cada cosa y una cosa para cada palabra. Una terminología monosémica y su sintaxis monoidéica].

Por último, la tautología para él no tiene ningún poder descriptivo y sería incapaz de definir la realidad de las cosas que existen. Así, dice Wittgenstein: “La tautología y la contradicción no son imágenes de la realidad. No representan ningún estado posible de las cosas (…) la tautología permite cualquier estado (…) la contradicción no permite ninguno”. O incluso: “la tautología deja a la realidad todo el espacio lógico (…) la contradicción llena todo el espacio lógico y no deja punto alguno a la realidad (…) ninguna de las dos pueda en modo alguno determinar la realidad”


[by Google]

[continuará] 

No hay comentarios:

Publicar un comentario