miércoles, 20 de agosto de 2014

Especificidad del antisemitismo [I].


I)
En Alemania el debate público sobre el antisemitismo y el nacionalsocialismo se ha caracterizado porque cuando los liberales y los conservadores se ocupan del nacionalsocialismo, centran su atención en la persecución y aniquilación de los judíos y olvidan otros de sus aspectos centrales. Pretenden subrayar la ruptura absoluta que supuestamente separa la República Federal del III Reich. Así, el rechazo al antisemitismo, entendido como un simple prejuicio, ha servido para legitimar el régimen vigente.
En cuanto a la izquierda, siempre ha tenido tendencia a no comprender el nacionalsocialismo más que como una simple variante del capitalismo. Y acentuar, así, los elementos de continuidad entre la República Federal y el III Reich. La izquierda no ha pasado por alto la destrucción de los judíos, sin embargo ha entendido el antisemitismo como un elemento periférico. Esas dos visiones han aislado, cada una a su modo, el Holocausto fuera del estudio socioeconómico y sociohistórico del nacionalsocialismo.
Un análisis del nacionalsocialismo, que no consiga explicar la aniquilación del judaísmo europeo, no está a la altura de su objeto, escribe M. Postone en su ‘La lógica del antisemitismo’ [*].

Por ello en ese ensayo ha pretendido poner en evidencia los aspectos del antisemitismo moderno que deben considerarse inseparables del nacionalsocialismo.
“¿Qué constituye la especificidad del Holocausto y del antisemitismo moderno?” se pregunta Postone.
 Y añade que no se trata de una cuestión de cantidad. Se trata más bien de una especificidad cualitativa. Mientras el antisemitismo sea tratado como un simple ejemplo del poder del prejuicio, de la xenofobia y del racismo, ciertos aspectos de la aniquilación del judaísmo europeo permanecerán inexplicables.
El Holocausto se ha visto a sí mismo como una misión ideológica y no tiene significación funcional. La aniquilación de los judíos no era el medio de conseguir otro fin. No había ningún otro objetivo ‘exterior’. La aniquilación de los judíos no sólo tenía que ser total, sino que era además una finalidad en sí. 
Una vez reconocida la especificidad cualitativa de la aniquilación del judaísmo europeo, aparece como una evidencia que todas las tentativas de explicación que se apoyen en las nociones de capitalismo, de racismo, de burocracia, de represión sexual o de personalidad autoritaria se convierten en demasiado generales. Entender, aunque sea parcialmente, la especificidad del Holocausto exige recurrir a una argumentación también específica.
Como existe una estrecha relación entre la aniquilación del judaísmo europeo y el antisemitismo, según Postone, comprender el antisemitismo moderno supone considerar el nazismo como un movimiento, según su propia terminología, de ‘revuelta’.
El antisemitismo moderno, que no se debe confundir con el prejuicio antijudaico, es una ideología que hizo su aparición en Europa hacia finales del siglo XIX. Presupone la existencia secular de formas de antisemitismo anteriores, ya que el antisemitismo fue siempre una parte integrante de la civilización cristiana occidental. Todas las formas de antisemitismo tienen en común la idea de un poder judío. Un pensamiento maniqueo en el que los judíos desempeñan el papel de hijos de las tinieblas.
No es la amplitud, dice Postone, sino la calidad del poder atribuido a los judíos lo que diferencia el antisemitismo de otras formas de racismo. El poder que el antisemitismo atribuye a los judíos ha sido concebido como real. Esa alteridad cualitativa ha sido expresada en términos de misteriosa presencia inasible, abstracta y universal. Al no estar fijado concretamente, ha sido percibido como difícilmente controlable. Los judíos son sinónimo de una inabarcable conspiración internacional, desmesuradamente poderosa. Los judíos representan pues una potencia destructiva, peligrosa y extranjera que mina la nación. El antisemitismo moderno se ha caracterizado también por su lado sistemático. Pretende explicar el mundo.
Esa definición es indispensable para diferenciarlo de los prejuicios o del racismo en general. Sin embargo, no aclara el vínculo que ha unido el antisemitismo moderno con el nacionalsocialismo. Es obligada una explicación del antisemitismo que sea capaz de enlazar con el análisis socioeconómico del nazismo. Se necesita una explicación que sea una teoría materialista del conocimiento, plantea Postone.
Es importante subrayar el resurgimiento de la existencia de una forma de pensamiento en la que la evolución rápida del capitalismo industrial está personificada en la figura del judío y se identifica con él. A los judíos se les responsabiliza, además, de las crisis económicas y se les identifica con las reestructuraciones y las rupturas sociales que van unidas a la industrialización rápida. La dominación abstracta del capital en el proceso de industrialización tejió una red de fuerzas dinámicas que no podían ser comprendidas y fueron percibidas bajo la figura del ‘judaísmo internacional’.



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