domingo, 15 de diciembre de 2013

Damage Control.

  Jeff Wall, The Destroyed Room, 1978.

“Control de daños: Arte y Destrucción desde 1950”, exposición organizada por, entre otros, el Museo Hirshhorn en Washington , del 24 octubre 2013 hasta 26 mayo 2014, ofrece una visión general de un motivo recurrente.

Si bien la destrucción como tema puede ser rastreado en toda la historia del arte, desde la reciente era atómica se ha convertido en un elemento cultural dominante. En los años inmediatos a la Segunda Guerra Mundial, para invocar la destrucción en el arte bastaba evocar la guerra en sí misma: la terrible devastación que la guerra provoca y, por supuesto, el Holocausto. El Arte parecía impotente frente a esa terrible historia.

Pero a principios de la década de 1950, con la escalada de la carrera armamentista y la perspectiva de la aniquilación nuclear, el tema de la destrucción en el arte adquirió una nueva energía y significado. En las décadas posteriores, la destrucción se ha mantenido como un componente esencial de la expresión artística.

La destrucción también ha sido empleada como un medio para cuestionar las instituciones de arte o desafiar el sentido mismo del arte. Otros artistas adoptaron enfoques más conceptuales o simbólicos para hacer frente a la posibilidad de la destrucción en el mundo o como una reacción a las convenciones sociales. En muchas de las obras de arte, independientemente del período de tiempo, medio, o la intención, el deseo de controlar la destrucción o hacer hincapié en la relación integral entre la construcción y la destrucción es cardinal.

Pero sea como rebelión o protesta, como espectáculo y liberación, o como una faceta importante de la re-creación y la restauración, es evidente que, a nivel internacional, para generaciones de artistas la destrucción ha servido como un contexto esencial para considerar y hacer comentarios acerca de gran parte de la serie de cuestiones artísticas, culturales y sociales acuciantes de nuestro tiempo.


[cortesía de Bartleby]

2 comentarios:

  1. El vídeo es impresionante. Entre destrozar cosas y destrozar cosas va un abismo, porque no recuerda nada a Jimi Hendrix con su guitarra. Este hombre parece completamente desapasionado y reflexivo. Un tema muy interesante, Tipo.

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  2. Procura fijarse y lo hace muy bien.
    Lo curioso es que el 'concierto' tiene su aquel, aparte del happening que conlleva.
    Lo paradigmatico me parece que sería que ya no se habla de deconstrucción sino de destrucción, directamente, como antónimo de construcción.

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